Es la palabra que puede significar el adverbio o interjección de dolor. Latín heu, viene derechamente del griego αι y no es maravilla que, siendo un afecto natural, sea común a españoles, griegos, hebreos y latinos, y a los demás mudada muy poca cosa de la pronunciación. Pero el español y el griego concurren en las dos letras ai, salvo que el griego las pronuncia en una sílaba diptongada, pero el nombre Ajax afirman los etimológicos griegos haber sido del verbo αιαζειν, id est, â lugendo, y en él se desataron las dos letras αι y, por significar estas el dolor, fingieron los poetas que, de la sangre que vertió sobre la tierra, matándose con la espada que le había dado Héctor, nació una flor que declaraba su nombre y su dolor, teniendo la forma de αι. Ovidio, hablando a este propósito, dice, libro 13, Metamorphoseon:
Expulit ipse cruor, rubefactaque sanguine tellus,
purpureum viridi genuit de cæspite florem,
qui prius Oebalio fuerat de vulnere natus;
littera communis mediis pueroque viroque
inscripta est foliis, hæc nominis, illa querellæ.
Es de notar que la interjección «ay» dice ser común a niños, a hombres derechos y a viejos, y que en la flor que nació de la sangre de Áyax se formó como principio de su nombre, por ser sus dos letras primeras ay. Pero en la flor del muchacho Jacinto, haber sido del dolor y sentimiento. En el uno y en el otro se encierran los principios de sus nombres, salvo que en Jacito se trasponen y la «i» es ípsilon. «Ya», que si se lee al revés dirá «ay». Razón será poner los verbos del mesmo Ovidio, que hablan desta flor, libro 10:
Flosque novus scripto gemitus invitabere nostros.
Tempus et illud erit, quo te fortissimus Heros.
Addat in hunc florem, folique legatur eodem.
El hebreo, con la letra א, «a», y la «iot», י, forma esta mesma interjección, salvo que interpone la «vau» אוֹי :ו, oi, dolentis et exclamantis vox. El italiano, oime, imitando al griego οἴμοι, hei mihi, del griego tomó el oi, del hebreo אוֹי, oi, que tienen unas mesmas letras, un mesmo sonido y una mesma significación.
Algunas veces, esta palabra «ay» es tercera persona del presente del indicativo, del verbo sum, «es», «fui», en el singular, como Non est, qui consoletur eam, «No hay quien la consuele». Y si le ponemos el acento agudo, «ahí» valdrá tanto como istic, adverbium loci. Proverbio: «Ahí me las den todas», cuando las desgracias caen sobre cosa que no nos toca y que están bien empleadas en la persona sobre que caen.