Es lo mesmo que conseguir, alcanzar uno lo que pretende. Latinē consequor, tomada la metáfora del que va siguiendo a otro cuando, en pareja con él, decimos haberle alcanzado. Y cuando está cerca, que le va en los alcances. «No le alcanza un huelgo a otro»: estar demasiadamente cansado y fatigado. Alcanzarse la bestia es toparse con pie y mano. Alcanzar a uno de cuenta es concluirle sin que tenga réplica. Alcanzar, por llegar y ajustar, como «No me alcanza esta petrina», «No alcanzo a la techumbre», «No se os alcanza»: no tenéis capacidad para entenderlo. Alcance de cuentas: el que se hace de gasto y recibo, cuando no salen al justo. Vivir uno alcanzado, o estarlo, es no tener hacienda que pueda ajuntar con lo que ha menester, conforme a su estado. Dar alcance a uno es, andándole a buscar, topar con él, tomada la semejanza del galgo cuando corre tras la liebre, que algunas veces llega a ella y se le vuelve a alargar, sin que la haya asido. «No le alcanza la sal al agua»: vale tanto como está tan pobre que, si tiene para sal, no tiene para agua, siendo las dos cosas más comunes y más necesarias juntamente. Ir en los alcances: ir en seguimiento del enemigo que huye o se retira. De «cazar» a al-canzar hay diferencia en la «n» interpuesta, y parecen de una raíz. Juan López de Velasco dice que «alcance» se dijo de «calce», y «alcanzar». Por manera que, según esto, sería llegar siguiendo a otro a poner el pie, o el calcañal, en la misma huella; y no me descontenta la etimología.