Yerba y mata conocida. Latinē basiliscum, del nombre griego βασιλικομ, cosa real, por ser su olor tan excelente, que puede ser rey de los demás olores, o llevarse a los palacios de los reyes. Es nombre arábigo, alvahaca, vehecum, del verbo veheca, que significa penetrar el celebro con suave olor. Urrea, de vehecum, decimos beheca y, con el artículo, al-veheca y, últimamente, en toda corrupción, «albahaca». El catalán le mudó las consonantes, anteponiendo la «f» en lugar de la «h», como es ordinario, y posponiendo la «b»; y así, llama a la albahaca «alhábega», o «alfábega». Y viene bien lo que dice Juan López de Velasco: «albahaca», de habaca, traspuestas las sílabas. Tamarid: «alhábega» es «alhabaca». Los que escriben de plantas la llaman ocimo, y hacen tres especies della. Albahaca salvaje, ocymastrum. Albahaca de arroyos, erinus vel echinus. Albahaquilla silvestre, cinus. La más preciada es la que Serapión llama ozimo gariophilato, por ser la más olorosa de todas. Escribe Plinio que se siembra con maldiciones y que con ellas se crían muy viciosas, pero que no quieren ser todas con hierro. Propia condición de criados que sufren de sus amos cuando están en cólera, todo lo que es palabras, pero no el poner las manos en ellos. Lo uno y lo otro deben excusar los hombres graves, pues, con disimular la primera y perdonar la segunda, la tercera viene muy bien el pagarles su salario y despedirlos. Desta libertad se privan los que compran esclavos, que los han de tener por fuerza y ser sus verdugos; y, si echan bien la cuenta, son mucho más costosos que los criados solteros y libres. En fin, ellos vienen a ser esclavos de sus esclavos. Bien que, para ciertos ministerios, son a propósito; pero, hablando en común, no es buen servicio y, para hombres eclesiásticos, malísimo.
Lo del criarse escorpiones de la albahaca ahajada, o puesta entre dos piedras. Y como los vasallos bien tratados dan buen olor, hablando honrosamente de sus señores, y, maltratados, se convierten en escorpiones, a los cuales se parecen en las lenguas, diciendo y hablando mal. Y lo mismo de las mujeres, respecto de sus maridos. Antonio Mizauld, en la centuria primera, mirabilium et notabilium, dice, hablando de la albahaca: Etsi rarum est vermes in cerebro generari, id tamen nostra memoria visum est et cuidam Italo ex frequenti odoratu Ocimi. Ortensis seu basilicæ herbæ, natus scorpio in cerebro, vehementes dolores et longos, mortem denique attulit, quod Ocimophilis summopere notatum velim, autor Iacobus Holerius. Hæc Mizaldus.