Latinē auctio, nis. La venta de las cosas pública que se hace con intervención de la justicia y ante escribano y con ministro público, dicho pregonero, porque en alta voz propone la cosa que se vende y el precio que dan por ella. Y porque van pujando unos y otros y acrecentando el precio, se llamó auctio; y porque el pregonero, en voz alta, le va cantando, se llama encante en Valencia el almoneda, tomado del toscano, que la llama incanto. Las almonedas de hacienda pública, como la presa y despojos de la guerra, se vendían en la plaza hincando una lanza, alrededor de la cual se ponía lo que se había de vender, que comúnmente se dice subhasta, lo cual declara muy bien la ley de la Partida 32, título 26, parte 2, que empieza así: «Almoneda es dicha el mercado de las cosas que son ganadas en guerra y apreciadas por dineros cada una cuanto vale, &c.» Acudiendo pues a su etimología, digo que no me cuadra la que se le da, a monendo, porque el pregonero avisa en el precio que está la cosa que se vende, ni tampoco la opinión de los que piensan haberse dicho de moneda, porque se hace dinero y moneda lo que allí se vende. Diego de Urrea dice ser arábigo: al, artículo; la m es aditicia constitutiva del participio agente; la raíz es el verbo nedeye, que vale llamar; y de todo este agregado, al-mo-nedeye, almoneda, que vale tanto como llamamiento, porque llama a que vengan al almoneda. El griego llama a la almoneda δημιοπρασια, demioprasia, aditivo de δημος, populus, y πρασις, venditio, quasi publica venditio.