Es la perla menudica que se halla dentro de las conchas que las crían y se llaman madre de perlas. Dice Diego de Urrea ser arábigo, al-gebher, y viene del verbo gebhere, que vale sustentar, porque hechas polvos y conficionadas estas perlas con otras cosas, confortan y alegran y dan sustento, según lo usan los médicos en algunas bebidas que dan para este efecto. Y las perlas toman el nombre según el grandor suyo y la forma, porque a estas chiquitas llaman aljófar, y horadas se sirven dellas para bordar y recamar vestidos y guarniciones, ornamentos, colgaduras y otras cosas. Las que no son redondas, sino por una parte llanas y por otra redondas, llaman asientos. Otras hay desproporcionadas que no se acomodan a la forma redonda, y a estas llamaron barruecos, porque tienen forma de berrugas. Las gruesas, redondas, lisas y de color claro llamaron comúnmente perlas. Los romanos las llamaron uniones, quod nulli duo reperiantur indiscreti, y dellas hace Plinio un capítulo bien notable, 35 del libro nono: Principium ergo columenque omnium rerum pretii margaritæ tenent. Y un poco más abajo: dos omnis in candore, magnitudine, orbe, lævore, pondere, haut promptis rebus in tantum, ut nulli duo reperiantur indiscreti. Y aunque se hayan dicho uniones, porque es una la margarita, y no se halla otra que en todo se le parezca, se pudo decir del verbo unio, unis, univi, por ajuntar; porque reformando los artífices las dichas perlas, las igualan y las ajuntan de manera que tengan un grandor y una redondez y, horadándolas, las ensartan y llaman a la sarta hilo de perlas. Ayuda a esto que a las mesmas llaman margaritas, del nombre griego μαργας, vinculum, que es lo mesmo que unio. Y díjose perla, cuasi perula, o de Perimula, un promontorio de la India donde se pescan las finas perlas, como lo dice Plinio en el lugar alegado, o porque las preciosísimas son como peritas pequeñas, según el dicho Plinio, que hablando de las margaritas, dice: Et procerioribus sua gratia est (elenchos appellant) fastigiata longitudine, alabastrorum figura, in pleniorem orbem definentes. Bien declaró Plinio la forma de la perla perilla. Y porque se declare todo, elenchos es nombre griego ελεγχος, a verbo ελεγχω, quod aliquando significat investigo, inquiro, por la mucha diligencia y cuidado con que se busca las tales perlas o margaritas. De aquí vino que a los índices o tablas de los libros llamasen elencos y margaritas, porque en ellas investigamos e inquirimos lo que deseamos hallar en su autor, que sin tabla se había de leer, como dicen, de tabla a tabla, y se pueden estimar por esta razón en mucho precio, pues son perlas ensartadas por orden alfabético, que nos alivian de inmenso trabajo. Los poetas suelen llamar a las lágrimas que despiden por sus ojos las damas, perlas. Y al prado que con las goticas del rocío resplandece le dan por epíteto alfojarado. No quiero cansar con ejemplos. Al que habla discretamente y a gusto de los oyentes, decimos que echa perlas por la boca. Y, por ironía, cuando dice mal y pica agudo, que con más razón se diría echar piedras que perlas. Estale de perlas: estale muy bien. Vide Palmerinum in suo vocabulario metallium, verbo perla. Es una perla: es muy agradable. Guardado como perla en casa.