Y agallas. El abertura que el pez tiene en el remate de la cabeza que junta con el cuerpo. Græcē βραγχια, τα, branchia. De donde se dijo brancada, cierta manera de red, por asirse en ella los peces por las agallas. De donde tuvo origen el proverbio «Quedose de la agalla», cuando uno queda asido o preso o frustrado de su pretensión. Y también porque el pez queda muchas veces preso en el anzuelo por el agalla. Y los pescadores que entran a pescar debajo del agua, a las cavernas, asen los peces por las agallas con que los aseguran de que no se les deslicen. Respiran los peces por las agallas y sírvenles de lo que a los demás animales el pulmón. Aunque, en rigor, no se puede decir que respiran, pues esto se hace con aire, de que no participan los peces, sino que, como los animales terrestres se refrigeran con el aire, atrayéndolo con el pulmón, se refrigeran los peces con el agua atraída por las brancas o agallas. Aristóteles, libro De respiratione, y De partibus animalium, libro 3, capítulo 6, dado que algunos peces respiran, como la ballena y el delfín. Aristóteles, ibid. Dijéronse agallas del nombre griego Αγαλεος, agaleos, cavus præruptus, porque el pez está por la parte de las agallas abierto y cóncavo.
Significa cierto vicio que echan los árboles, como los robles, redondo, a manera de bodoques o bolas pequeñas. Esta agalla se llama en latín galla, æ, de donde trae su origen, græcē Κηκις, cicis. La nuez del ciprés llaman algunos agalla, latinē canus, sive galla. Y cierta enfermedad que se engendra en la garganta, debajo de las mejillas, llamamos agallas, latinē tonsillæ. Græcē παρισθμια, paristhmia. Tener caídas las agallas es enfermedad de la garganta, que no deja tragar, ni aun la saliva.