Latinē cerusa. Es un género de polvo o pastilla blanca con que las mujeres suelen aderezar sus
rostros muy a costa suya, porque les come el color y les gasta la dentadura. Hácese de plomo
deshecho en vinagre muy fuerte. Es nombre arábigo y, en su terminación (según Urrea), se dice
baradun, del verbo beyde, que vale blanquear. De aquí se dijo Albaida, lugar de título de
Condado en el Reino de Valencia. Si en particular quisiere alguno saber cómo se hace el albayalde y
el uso dél, lea a Dioscórides, libro 5, capítulo 6, y allí a Laguna. No es
invención nueva el ponerse las mujeres en la cara el blanquete o cerusa, que llamamos hoy albayalde,
porque se usó antiguamente y, en particular, lo usaron las rameras, como consta de un
epigrama de Marcial a Fidentino, libro 1, epigrama 73:
Nostris versibus esse te poetam,
Fidentine, putas cupisque credi?
Sic dentata sibi uidetur Aegle
emptis ossibus Indicoque cornu;
sic quae nigrior est cadente moro,
cerussata sibi placet Lycoris.
Galeno, en un librillo que intituló Exortación a las buenas artes, cuenta una historia que
refiere Laguna en el lugar arriba citado, en esta forma: Phryne, celebérrima ramera de
Atenas, hallándose en cierto convite, a do cada uno a veces podía mandar a los convidados cualquier
cosa que le pluguiese. Y, viendo otras muchas mujeres pintadas con albayalde, mandó ejecutar
severamente su imperio, que le trajesen una cuenca llena de agua caliente y que todas se bañasen con
ella las caras. Lo cual se hizo sin repugnancia, porque así lo dictaba la ley del juego, de suerte
que a todas las otras se les mancharon los rostros, distilándoles el afeite por las mejillas, no sin
grande vergüenza dellas y horror de los circunstantes, porque parecían horribles monstruos. Y la
Phryne sola se mostró muy más bella y hermosa que antes, porque aunque su vida no fuese libre de
vituperio, todavía su hermosura y gracia era pura, natural y sin artificio. Esto refiere Laguna. De
tal manera estaba infamado el afeitarse, que el nombre griego Ψιμμυθιομ, psimmythium, que
significa albayalde o cerusa, los autores de los diccionarios vuelven color meretricius.