Latín flagellum. Una correa ancha del lomo de cuero de la vaca con que se castigan los delincuentes, y los mesmos golpes que se dan con él se llaman azotes. Danle diversos orígenes, unos del sonido que hace en el aire cuando va a herir, otros de una ciudad de filisteos, dicha Azotio, por cuanto tuvieron poca reverencia al arca del Señor, poniéndola en el templo de su falso dios Dagón, y por ello los castigaron con darles un terrible y doloroso mal en las partes secretas de las asentaderas, I Reyes, capítulo 5: et percussit in secretiori parte natium Azotum, &c. De que hizo mención el Salmo 77: et percussit inimicos suos in posteriora oprobium sempiternum dedit illis. El padre Guadix es de parecer que trae origen de la palabra arábiga zouta, que significa «correa». No difiere de esto mucho Diego de Urrea, pero yo me persuado ser raíz hebrea del nombre שׂוֹט, sot, vel שׂוֹטֵט, sotet, flagellum scutica. El castigo de los azotes trae consigo dolor y, juntamente, infamia. La ley Porcia disponía que ningún ciudadano romano fuese condenado a azotes, y por esta razón, el apóstol San Pablo, como persona que gozaba de los privilegios de ciudadano romano, reclama, habiendo sido condenado a azotes por el Tribuno, Hechos, capítulo 22: et cum adstrinxissent eum loris dixit adstanti sibi centurioni Paulus si hominem romanum et indemnatum licet vobis flagellare. Cerca de los judíos, el que era condenado a azotes no le daban más de treinta y nueve, por lo que estaba dispuesto en la ley. Deuteronomio, capítulo 25: Pro mensura peccati erit et plagarum modus, ita dumtaxat, ut quadragenarium numerum non excedant: ne fœde laceratus ante oculos tuos abeat frater tuus, &c. El mesmo apóstol San Pablo, en la segunda epístola ad Corinthios, capítulo 2, confiesa haberle los judíos azotado cinco veces por el tenor de dicha ley. a Iudæis quinquies quadragenas (scilicet plagas) una minus accepi.