Cierta especie de metal, de color rubro y encendido, que quiere imitar al del oro. Y, en un tiempo, fue estimado en mucho y se batió moneda dél, antes que se descubriese el oro y su valor, de que hace mención Ovidio en Fastos:
Æra dabant olim: melius nunc omen in auro est.
Victaque concessit prisca moneta novæ.
Este vocablo está corrompido, porque hemos de decir «arambre» y no «alambre», de donde constará no ser arábigo, como algunos piensan, sino latino, de æs, æris, aerambre, y es lo mesmo que cobre y alatón, que el francés llama leton y el italiano rame. Acuérdome haber leído, en cierto traductor, destas palabras: Erano gli capitteli di rame. Eran los capiteles de ramas, y no le señalo porque no soy amigo de lastimar a nadie, especialmente pudiéndose desquitar presto, pues a cada hoja hallarán en este mi trabajo muchas faltas. Suele hilarse el arambre muy delgado para cuerdas de instrumentos músicos y para otras cosas.
Los que entienden ser arábigo «alambre», dicen estar compuesto de al-yambre, que llamamos ámbar. Latīnē electrum por tener aquella color del ámbar, que es como de una llama de fuego muy pura, como se entiende el lugar de Ezequiel, Et in medio eius quassi species electri, que si no hace la semejanza al electro gota, se entenderá del que resulta de cierta mixtura del oro con la plata, que también se llama electro.