Es una hornaza de hierro que debajo tiene lumbre y encima se pone la olla. Y dicen cocerse allí mejor que en otra parte, porque el calor del fuego le da igualmente, recibiéndolo por bajo. Y porque para hacer arder el carbón lo soplan, y algunos destos alnafes tienen sus fuelles para este efecto, como son los que labran peltre, que derriten el metal en unos capacetes viejos, puestos sobre los alnafes. Tengo por cierto ser nombre hebreo y valer tanto como el soplado o al que soplan, del verbo נַפַה, nafa, sufflare, y añadiéndole el artículo, al-nafah, inde «alnafe». Viene a propósito declarar aquí un marcial-epigramas[epigrama] de Marcial tan dificultoso como sucio, pero omnia munda mundis. Va comparando las partes vergonzosas de una ramera dicha Lidia a todo aquello que está muy flojo y sobajado, y porque los pliegues de los fuelles se hacen de baldrés, un cuero muy flojo, le dice en el primer verso:
Lydia tam laxa est, equitis quam culus æni, &c.
Su comentador Domiciano, en aquella palabra (equitis æni), dice así: Alii ad militem armatum, quod non placet: alii, quod sentio, ad instrumentum illud, quo vas inigne sustentatur: nam eques non modo apud antiquos sessorem, sed et equum significabat cuius vice fungi videtur tripos, cum sustineat ahenum. Y porque al tropos o alnafe le soplan por detrás, hizo la comparación de los fuelles.