Es un cierto licor que se cría en las bolsas de una especie de cabras montesas, que llaman moscos. Y a cierto tiempo del año, cuando andan en celo, le da tanta fatiga que se refriegan en los árboles y en las peñas, hasta que revientan las dichas bolsillas, a donde lo dejan pegado. Los de la tierra donde se cría van a buscarlo y, recogido, lo curan y da de sí un fragrantísimo olor. Y tomó nombre del animal que lo cría, y así, los latinos le llamaron muscus y los arábigos misch y, con su artículo, al-misch, y, corrompido el vocablo, «almizcle». Diego de Urrea dice que almizcle vale papo de olor, y así los venden en unos papillos o vejigas y, en su terminación, se llama misqum, del verbo meseque, que vale detener en sí, porque retiene mucho el olor y no se exala por evaporación, como los demás olores, que tienen necesidad de estar muy guardados en vasos que no tengan porosidad, como los del plomo o alabastro. El doctor Laguna, en las anotaciones que hace sobre Dioscórides, libro 1, capítulo 20, dice así: «El almizcle, al cual llaman los latinos, y algunos griegos modernos, moscho, se engendra en el ombligo de un animal semejante al corzo, que tiene un solo cuerno en la frente, el cual, cuando anda en celos, se enciende y se torna muy furibundo; entonces, pues, se le hincha y apostema el ombligo y le da tan inclemente dolor que ni come ni bebe, hasta que, siendo ya maduro, se rompe, ayudándole también a ello el mesmo animal con fregarse a los troncos y a las agudas piedras que topa, donde después, con algunos pelillos rojos que la color del animal muestran, se halla toda la materia exprimida; la cual, en habiendo sido curada al sol, cobra un olor muy suave y subido. Habiéndola pues hallado y cogido los cazadores, la meten en el mesmo pellejo adonde suele engendrarse, el cual siempre guardan del animal que matan para este efecto. Acontece no pocas veces que toman las tales bestias, cuando andan agitadas de amor y furiosas, antes que se maduren las apostemas. En el cual caso, suelen arrancar el almizcle juntamente con la vejiga o papo que le contiene, y después madurarle al sol. Empero, este tal no es de tanta eficacia como el que se madura con el natural calor de la fiera». Y lo demás remito al curioso, que podrá ver el dicho capítulo 20 de las diferencias del almizcle oriental y occidental, de sus calidades y uso en medicina, del modo de adulterarse y otras cosas curiosas, que por ser en esto breve no las refiero.