Arábigo árbol conocido, del cual se hacen instrumentos músicos, y de su raíz cabos de cuchillos y otras cosillas menudas, delicadas. Y todos los que escriben de plantas dicen ser el loto. Laguna sobre Dioscórides, libro 1, capítulo 134, Historia omnium plantarum, libro 2, capítulo 21. Theophrastus libro 4 De plantis, Strabo libro 17, Plinio libro 13, capítulo 17. Algunos quieren decir que Torre de Lodones se dijo así corrompido el nombre de Torre de Lotones, por la abundancia que hay en aquella sierra deste árbol lotón, a græco λωτος, comúnmente dicho «almez». Y de su madera hacen husos y cuchares y otras cosillas por aquella tierra. Este árbol produce una frutilla a modo de cerezas, que cuelgan como ellas de unos palillos o pezoncillos luengos. Al principio se muestran verdes y después algo amarillas, y como van madurando, se tornan rojas; pero en siendo perfectamente maduras, se vuelven negras, dulces y apacibles al gusto. Dentro tiene un osezuelo como el grano de la pimienta. El lotos de que los antiguos hacen mención pudo ser especie deste árbol, al cual nuestro almez tuviese alguna semejanza, aunque su fruta no fuese de tanta eficacia como la del loto, de la ínsula Faride, dicha por otro nombre Lotofagita, y al presente dicen llamarse Gerbi; y los moradores della, por mantenerse de la fruta deste árbol, fueron llamados lotófagos. Escribe Homero, libro 9, Odysseia, que habiendo comido los compañeros de Ulises de la fruta del lotos, quedaron tan engolosinados della, que a palos no los podía hacer volver a las naves, determinados de desampararle, quedándose en aquella tierra por gozar de cosa tan gustosa. De aquí nació el proverbio latino Lotum gustavit, de los que saliendo de su patria se olvidan della y de sus deudos y amigos, por vivir en otra de más contento para ellos. Y con esta alusión se queja Alciato de un amigo que se había ido a Roma y parecía haberse olvidado de los suyos:
Iam dudum missa patria, oblitusque tuorum
Quos tibi seu sanguis, sive paravit amor,
Romam habitas: nec cura domum subit ulla reverti,
Æternae tantum te capit urbis honos.
Sic Ithacum praemissa manus dulcedine loti
Liquerat et patriam, liquerat atque ducem.
Algunos aplican la moralidad desta fábula a los que, engañados con el dulce amargo del deleite, se están abarraganados, sin que valga con ellos la razón para reducirlos y reformarlos. Fingieron los poetas que Lotos, una ninfa, de quien Príapo fue galán, y huyendo dél, los dioses la convirtieron en árbol; y en el mesmo se convirtió también Dríope, hija de Eurito, por haber llegado a querer coger las flores y la fruta deste nuevo y tierno árbol, en que se había transformado Lotos; de que hace mención Ovidio, libro 9:
Lotos in hanc Nymphe, figiens obscena Priapi
Contulerat versos servato nomine vultus.
El Nymphe es nominativo griego νύμφη, y la η volvemos en e.