1. pajuela (‖ paja o tira… Esto es un extracto. Ver definición completa en el Diccionario de la RAE.
Marcas lexicográficas: nombre femenino desusado ¿Qué son las marcas lexicográficas?
Número de sílabas: 4
Acentuación: Llana
Pronunciación AFI: /al.gwa.ˈki.d̪a/
Primera aparición en un diccionario:
Primera aparición en la RAE:
Frecuencia en el CREA: No disponible
Frecuencia en Google Ngram: No disponible
Tienen frecuencia parecida: entretallar, descachar, boratero, camaronear
Latinē lena. La tercera para concretar hombre y la mujer se ayunten, no siendo el ayuntamiento legítimo, como el de marido y mujer. Alcahuetería: el tal ministerio y trato. El griego llama a la alcahueta μαστροπός, quasi quæ vocem maternam mentitur. Y es así que, para engañar a las pobre mozas, las llaman hijas, porque les ofrecen remedio, echándolas a perder, y las bobas, creyéndolo así, las llaman madre. Buen ejemplo tenemos en la famosa tragicomedia española dicha Celestina, del nombre malvado de una vieja, a la cual, no solo las mozas llamaban madre, mas aun los hombres. Y así, dice Calixto, hablando con su criado Parmeno: «Cien monedas di a la madre, ¿hice bien?». Las leyes de la Partida, título veinte y dos, trata de los alcahuetes y alcahuetas y pone cinco maneras de alcahueterías, y las penas merecidas por ellas; y, al fin de todo, pone estas palabras: «Otrosí, cualquier que alcahuetease a su mujer, decimos que debe morir por ende. Esa mesma pena debe haber el que alcahuetase a otra mujer casada, virgen, religiosa o viuda de buena fama, por algo que le diesen o le prometiesen de dar. Y lo que dijimos en este título ha lugar en las mujeres que se trabajan en hecho de alcahuetería».
Notorio es ser este nombre «alcahueta» arábigo. Y, según Diego de Urrea, que en término arábigo se llama cauadun, participio superlativo del verbo cade, que significa llevar guiando alguna cosa delante o detrás de sí. El padre Guadix dice estar corrompido el nombre de caguit, que vale atizador, encendedor e inflamador, del verbo arábigo auquet, que vale encender, porque enciende los ánimos de los que quiere se junten. Y deste verbo se dijo auquete que, corrompidamente, llamamos aluquete, que es el alguaquida, o la paja bañada en alcrebite para encender la lumbre.
Vide supra al-cahueta.
Latinē sulfur, sulphur. Es nombre arábigo y, según Urrea, corrompido de alquibrit, que vale sulphur. Este nombre corrompemos y decimos zufre, piedra azufre, que vale lo mesmo que alcrebite. Azufrador: el enjugador donde se da color a las tocas con el azufre. Azufrarse el cabello: ponerlo rojo con el humo del azufre. Plinio, libro 35, capítulo 15, cuenta el alcrebite por cierta especie de tierra, y otros le ponen entre los minerales. Cerca de Nápoles hay una montaña que, cavándola, sale luego el humo del alcrebite y se van a curar allí de muchas enfermedades. Hay alcrebite natural y otro artificial, de que hace mención Dioscórides, libro 5, capítulo 82. Los palillos hechos de cañahejas o cañas partidas o del cáñamo, que en valenciano se llaman palletes, mojadas en alcrebite, sirven para encender la lumbre, como haya alguna centella o rescoldo en que pueda prender, y estas llaman en el reino de Toledo alguaquidas.
La pajuela mojada en alcrebite para con facilidad encender lumbre, aunque sea prendiendo en cualquier centella de rescoldo. El padre Guadix dice que está el vocablo corrompido de al-uquida, que vale encendedera, del verbo uquid, que vale encender. Urrea le da su terminación arábiga uequidetun, del verbo uecade, que significa encender, aunque en lengua grosera y poco cortesana, de manera que nosotros habíamos de volver al uquida; y esto se guardó en al-uquete, que significa lo mesmo que alguaquida; mas como tenemos dicho en la palabra «alguacil», los moriscos de España pronuncian la «v» por gu. Es de advertir, aunque de paso, que suelen llamar al-uquetes unas ruedecitas de la cáscara de la naranja que buenos bebedores suelen echar en el vino. Y dijéronse así à luce, porque si los exprimimos en la vela, aquel humor se enciende y parecen centellas. El uso de andar vendiendo por las calles las alguaquidas o palletas y darlas por zapatos viejos y vidrio quebrado, como hoy día se usa en Valencia, es tan antiguo que hace dello mención Marcial en un epigrama contra Cecilio, tratándole de hablador impertinente, charlatán, hombre que echa la buena barba, o que lleva hecha su arenga como el palletero, o alguaquidero, libro 1, epigrama 98:
Urbanus tibi, Cæcili, videris. Non es, crede mihi. Quid ergo? Verna es, Hoc quod transtiberinus ambulator, Qui pallentia sulphurata fractis Permutat vitreis, &c.
Y en otro lugar, libro 12, epigrama 57:
Nec sulphurat ælippus institor mercis, &c.
Llama al palletero, que vende las alguaquidas lagañoso, por el daño que recibe en los ojos con el humo del alcrebite. Calepinus: «Sulphurata dicuntur ligna exilia, sulphure ex utraque parte intincta, ad accedendas lucernas». Juvenal dice lo mesmo que Marcial:
Et iam rupto poscentem sulphura vitro.
En Valencia hacen estas pajuelas de las cañuelas secas del cáñamo y, en el reino de Toledo, de cañahejas partidas en rajuelas menudas y atadas por cientos.
A lucendo. Vide alguaquida.