La planta que cría el algodón se llama acanthio, nombre griego que vale espinilla, ακανθιον. Esta planta del algodón antiguamente no era conocida en estas partes. Agora ya es muy común. Es pequeña y tiene las hojas de vid, aunque menores. Sus flores son amarillas y algún tanto purpúreas. En medio, el fruto es como una nuez pequeña o una avellana barbada, la cual, abriéndose, descubre unos fluecos blancos como la nieve, de que está preñada, y esta se coge y se hila, de que se hacen relas, algunas rasas y otras vellosas. La calidad y virtudes en medicina del algodón y del árbol en que se cría verás en las anotaciones que hace el doctor Laguna sobre Dioscórides, libro 2, capítulo 94, y libro 3, capítulo 16, en la historia general de las plantas. Plinio, libro 19, capítulo 1. Los antiguos llamaron al algodón gossypion, xylon y erioxilon, los italianos coton, de donde la tela que dellos se hace labrada llamamos cotonía. Los árabes le dijeron al-godon, de donde se dijo coton, quitando el artículo y mudada la «g», media en la «c» tenue y la «t» tenue, en la «d» media. Dice Urrea que en su terminación arábiga se llama catunun, del verbo catene, que significa enfadar, por el enfado que da el irse cogiendo tan menudamente de cada una de las avellanas; y también se enfadarán algunas de hilarlo. Tener a uno o llevarle entre algodones es regalarle como a cosa muy delicada y quebradiza. El algodón quemado restaña el flujo de sangre de narices y de las heridas. En ciertas partes donde se usa mucho la cosecha y labranza del algodón, cuando casan alguna moza y la entregan a su marido, le dicen «Algodón hiló o algodón cogió, cual la ves tal te la do». El comendador griego: «Algodón cogió, cual la hallares, tal te la do»; porque andan cogiéndole, mezcladas con los hombres, y al hilarle se juntan todas en la casa de concejo a velar hasta media noche, y los mozos las van a entretener y pagan el aceite.