Desde el tiempo de los moros fue una principalísima ciudad, y su campaña muy fértil, y los montes que la cercan hermosos y apacibles. El rey don Alonso el décimo, cerca de los años de mil y doscientos y setenta y siete, envió gran armada y mucha gente para cercar a Algezira; y acudiendo el infante don Pedro, hijo del dicho rey don Alonso, con poderoso ejército, después de muchos días que duró el cerco le hubieron de alzar con pérdida de mucha gente y navíos. Segunda vez la volvió a cercar el rey don Fernando, hijo del rey don Sancho, cerca de los años de mil y trezientos y nueve, y tampoco pudo tomarla. Murió en el cerco de su enfermedad don Diego López de Haro y fue llevado su cuerpo a Burgos y enterrado en el monesterio de San Francisco. Esta vez los moros por concierto dieron y restituyeron las villas de Quesada y Belmar y cuarenta mil escudos para los gastos de la guerra. Tercera vez se puso cerco a Algezira, cerca de los años de 1342, por el rey don Alonso el XI, hallándose con él don Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo, y don Bartolomé, obispo de Cádiz, y los maestres de Calatrava y Alcántara. Concurrieron Filipo, rey de Navarra y el conde de Fox y otros muchos socorros, que con alargarse tanto el cerco, y no pudiendo sufrir las grandes calores de aquella tierra en el verano, enfermaron y murieron muchos y muchos se fueron. El conde de Fox, de la enfermedad que cobró allí, fue a morir a Sevilla, y Filipo rey de Navarra murió en Jerez; pero la perseverancia del rey fue tan grande que salió con su empresa; dándose a partido los cercados el 26 de marzo del año de 1344. Y otro día entró el rey en processión en la ciudad y el siguiente se bendijo la iglesia mayor, poniéndola nombre de Santa María de la Palma, por ser aquel Domingo de Ramos o de las Palmas. Viniendo a la etimología de Algezira, el padre Guadix dice estar el nombre corrompido de chizira, que vale isla; no lo es, pero está muy dentro de la mar, que parece haber querido apartarse de tierra firme; y así Diego de Urrea dice que en su terminación arábiga es geziretun, del verbo gezere, que sinifica apartarse o dividirse de tierra firme. Antiguamente se llamó Carteia, según la opinión de Ambrosio de Morales, a quien refiere Abraham Ortelius, verbo Carteia.