Por otro nombre, aduar. Latinè artegia y, en plural, artegiæ, arum. Vale población pequeña en tierra de labranza, y algunos dicen estar corrompido el vocablo de aldeca. Y, el morador della, aldeano, aldecano, de la palabra «diez», y valdrá tanto como dezmero, hombre que paga de diezmo, como en el Andalucía se llama quintero, el que paga de cinco uno, y la casa de su labor se llama quinta. Otros dicen ser nombre griego: aldeano, del verbo αλδαινο, cresco, porque crían el ganado y labran las tierras que crían el pan, legumbres y fruta. En griego se llama el aldea κωμη, villa, del verbo κωμαζω, comessationibus indulgeo, porque en el aldea comen juntos amos y criados, y sábeles bien la comida, aunque sea de pan y cebolla, por haber trabajado antes de sentarse a la mesa. Y así lo dice Festo Pompeyo, y refiérelo Bodino, libro 3, capítulo 7 de su República. No saber leer más que en el libro de su aldea: traer decorado lo que ha de decir, sin poder dar razón de nada, o atarse solo a lo que le enseñaron en su rincón. A fuer de el aldea, según usanza de rústicos, hay un cantarcillo viejo que dice «Madrugábalo el aldeana, y cómo lo madrubaba», con unas coplas muy graciosas que, por ser tan vulgares, no las pongo aquí. Bien podrá ser que esta palabra aldea sea arábiga, no alcanzo su origen. Hay muchos lugares en España con este nombre de aldea, como Aldealuenga, Aldea Nueva, Aldea del Palo, Aldea Rubia, Aldeatejada, Aldealrío, dicha según algunos autores Illiturgis. Aldeorrio: un lugar grande desbaratado.