Græcē ελαιοφορον. Vaso ordinario donde se trae el aceite de la tienda para el gasto, y se tiene manual en la cocina para los guisados y candiles. Por otro nombre dicho aceitera. Latinē infusorium olearium lecythus; y, cuando es el alcuza pequeña, lenticula, por la forma del tal vaso, que es redondo pero plano, a modo y manera de la lanteja. En la sagradas letras se hace mención de dos maneras de vasos en que echaban el aceite y, especialmente, con el que ungían reyes, sacerdotes y profetas. El abundante y capaz era cuerno, y el manual era pequeño, dicho lenticula. El padre Guadix dice alcuza ser arábigo, del artículo al- y de quiez, o quiz, que vale vaso y medida, y es así que las alcuzas se hacen para cantidad cierta, como para una o más panillas. Diego de Urrea dice que, en terminación arábiga, se dice quezetum, del verbo quenese, que significa estrechar, porque semejantes vasos, a causa de que el aceite no se derrame y vaya distilándose poco a poco, las hacen con el cuello angosto; y así, el tal vaso se llamaba entre cerca de los latinos guttus, teste Varrone agutta, quæ propter colli angustiam humor inde guttatim efflueret. Horatio, lib. 1, Sermonum, satyra 6. Non quia Mecœnas, ibi.
Astat echinus
Vilis, cum patera guttus, Campana supellex.
Y cuando echaban el aceite en algún cuerno, le distilaban no por lo ancho dél, sino por la punta. Y así salía gota a gota, especialmente siendo el que lo daba algún avariento malaventurado, cual le pinta el mesmo Horacio, libro 2, Sermonum, sátira 2, quæ virtus:
Ac nisi mutatum parcit defundere vinum,
cuius odorem olei nequeas perferre (licebit
ille repotia, natalis aliosve dierum
festos albatus celebret), cornu ipse bilibri
caulibus instillat, veteris non parcus aceti.