Es cierto género de polvos que, con un palito de hinojo teñido en ellos, le pasan por los ojos para aclarar la vista y poner negras las pestañas y para hermosearlos. Dice Urrea ser arábigo y, en su propia terminación, decirse quhulum, del verbo quehale, que vale negrear o poner negras las pestañas. Pero él es de raíz hebrea, del nombre כּׂחַל, stibium, del verbo כָּחַל, aptare, comere et ornare occulos suos stibio. Este verbo se halla tan solamente en Ezequiel, capítulo 23, número 40: «Itaque ecce veniunt quibus te lavasti, et (כָּחַלְתְּ) oculos tuos, id est circumlinisti stibio»; ut vertit Vulgata. Y que el alcohol, dicho stibium, sirva para esto hay otros lugares en la Escritura que lo digan, quarto Regum, capítulo 9, número 3: «Venitque Iehu in Iezrahel; porro Iezrahel
introitu eius audito, depinxit oculos suos stibio», &c. Jeremías, capítulo 4, número 30: «Tu autem vastata, quid facies? cum vestieris te coccino, cum ornata fueris monili aureo, et pinxeris stibio oculos tuos», &c. No se le pasó por alto a Juvenal este modo de agraciar las mujeres sus ojos,
pues dice en la sátira primera:
Illa supercilium madida fuligine tinctum
Obliqua producit acu.
Y es así que con el alcohol parece agrandarse y alargarse los ojos, y por eso le llaman plathyophthalmon, producidor y dilatador de los ojos. Es el alcohol especie de mineral, y hállase en las minas de plata. En griego se llama ετιμμι, latinē stibium, en italiano antimonio y en castellano «alcohol»; vide Dioscórides, libro 5, capítulo 58; et ibi Laguna. Alcoholado: el que tiene las pestañas negras, o por natura, o por arte. Proverbio: «El polvo de las ovejas
alcohol es para el lobo»; esto respondió un galán que iba tras unas damas, diciéndole que se quedase o pasase adelante, porque le harían polvo. El que anda tras su interés no repara en incomodidades.