Latinē capparis et Græcē καππαρις. De manera que este nombre tiene de arábigo solo el artículo, como otros muchos. La planta que produce las alcaparras es muy conocida y, según Dioscórides, mata espinosa que esparce sus ramos alrededor de la tierra. Sus espinas son retorcidas, a manera de anzuelos, como los de la zarza; las hojas, redondas y semejantes a las del membrillo; su fruto se parece a una aceituna, el cual, abriéndose, descubre una blanca flor, después de la cual, caída, se muestra cierta cosa luenga, en forma de una bellota que, si la abrimos, tiene dentro de sí ciertos granos pequeños y rojos, como los de las granadas. Hace esta planta muchas raíces grandes y muy leñosas. Nace por la mayor parte en ásperos lugares, y estériles. En lo demás que toca a la calidad de la alcaparra, podrás ver en el dicho autor y en otros muchos. El italiano la llama capari y tiene un modo de hablar particular que, cuando le dicen cosa que no le venga a propósito, especialmente si lo toma por pulla, responde con otra diciendo capari, que es como si en castellano dijésemos «oxte», «guarda fuera», «allá darás rayo»; es una muestra de imprecación y maldición, como si dijera «véngate la almorrana», y esto por befa y afrenta, por cuanto a los paticos les nacen almorranas, que algunas tienen semejanza a las alcaparras, como a otras los higos, y cuando marcial da en rostro a Zoilo, que tiene almorranas, él y toda su casa, no lo atribuye a que sea enfermedad natural, sino al vicio de donde procedieron, y así concluye un epigrama contra él:
Res mira est ficus non habet unus ager.
En el Eclesiastés, capítulo 12, se hace mención de la alcaparra, hablando de la postrimería del hombre: Impinguabitur locusta, et dissipabitur capparis. Los setenta vuelven: Appetitus respuit res oblatas, Xanthus Pagninus, Dissipabit auiditas. Reprobabitur coitus. Dissipabitur concupiscentia. Vatablo y en los escolios: Dissipatur (velex tinguitur) vis illa concupiscibilis animæ, cui dessiderium tribus solet, nam cum corpore excidetur. La glosa interlineal: refrigescet libido. Nicolás de Lira: Concupiscentia carnis, quæ sic nominatur, eo quod capparis est herba, qua luxuria excitatur. El Padre Maestro fray Hernando de Zárate, en el libro octavo de la paciencia cristiana, discurso octavo: «Desbaratarse ha el alcaparra, porque irá el hombre a la casa de la eternidad, o a su casa eterna», aludiendo a que los sepulcros de los antiguos estaban en las posesiones del campo y tantos pasos en rededor no se labraban; cuando se abría la sepultura, arrancábanse las yerbas que estaban nacidas sobre ella y, entre las demás, era el alcaparra, la cual se cría en lugares incultos, y entre paredes viejas y cantos, y así valdrá tanto como decir abrirse ha la sepultura, que por esta razón llaman decrépitos capulares, a capulo: veteres namque capulum, dixere sepulcrum, quod capiat corpora, o también si, por alusión, significase la alcaparra el almorrana, enfermedad que suele acabar a los viejos, desangrándose por ellas, por no tener fuerza naturaleza para repararse. Pero yo no me aparto de lo dicho arriba, qu es comúnmente recibido.