Vale, en arábigo, ventana atacada en la pared. Y en Córdoba la llaman, por esta razón, «taca».

Es la ventana cerrada cavada en la pared, con sus puertas para guardar dentro vidros y vasos, confituras y otros regalos. En Córdoba se llama taca, de tacar, que es cerrar, porque ha de estar cerrada. El padre Guadix dice que alhacena vale ventana ciega de hacina, que significa lo mismo, y al-hacina, alhacena.

Antonio Nebrija vuelve armarium, ii, pluteum. Casi es lo mesmo que alhacena, vide supra. El al no es arábigo, sino que la «r» y la «l» se conmutan cuando, por ser fuerte la pronunciación de la letra canina, los niños y los viejos no la pueden pronunciar y la dejan, como pade por padre, pedo por Pedro, cabito por cabrito. Pero otras veces la conmutan en «l», como calne por carne, pelo por perro. Y así, esta dicción almario es lo mesmo que armario. Es pues almario el cajón donde se guardan algunas cosas, del nombre griego αρμαριομ, arcula, o del nombre ερμαριομ, diminutivum, ab ερμας, antiqui enim arcas vocabant ερμας, in quibus idola colebant. Latinē armarium ab arvis, locus ubi cibaria, libri, vestes et similia reconduntur. Hæc Lexicon Græcum. O se dijo armario de αρμος, compostura, y αρμοττω, compongo; porque su significación propia, o por lo menos la muy usada, es el lugar donde las cosas se guardan puestas en orden y compostura.