Vale en arábigo poniente y, en su terminación, según Diego de Urrea, se dice garbun, del verbo garebe, que singifica dejar la tierra e irse a otra como lo hace el sol cuando se pone en el occidente y, dejándonos, va a dar luz a nuestros antípodas. Y por esa causa, las tierras que nos caen a la parte donde el sol se nos pone llamamos algarves, como en efecto se llama así cierta provincia que cae en los pueblos turdetanos conjunta a Portugal, de que hace mención Abraham Ortelius por estas palabras: «Turdetani, Ptolomeo Lusitaniæ populi sunt hodie Algarbiæ regnum est, pars regni Portugaliæ». Pudo traer origen del nombre hebreo ngereb, vespera, por ser lo mesmo que la puesta de sol, y de al-nghereb, algarve. Algunas veces significa viento, y será poniente. Y es modo de hablar «Corre solano, corre poniente», sin decir viento. De aquí, pienso que en Valencia llaman garvillar a echar el trigo, porque para limpiarlo lo ventean, echándolo en el aire con las zarandas. De aquí se dijo garbo, el buen aire y talante en las personas.